Los quirófanos no se volvieron un lugar seguro frente a las infecciones hasta inicios del siglo XX. La higienización y la esterilización comenzaron a jugar un papel importante tanto en los instrumentos como en la indumentaria. Los uniformes sanitarios cambiaron y se produjeron avances históricos. Alguno de ellos, como los guantes quirúrgicos, a raíz del amor entre dos profesionales sanitarios. Esta es su curiosa historia.
La evolución de los uniformes sanitarios
Hoy en día, nadie se imagina a un profesional de la salud sin su correspondiente uniforme sanitario. Médicos, enfermeros, cirujanos, celadores… Todos visten una indumentaria reconocible que los distingue y protege. Sin embargo, esta situación, tan lógica y normal en la actualidad, no siempre fue así.
Y es que antes de la época medieval no hay constancia de la existencia de uniformes sanitarios o, al menos, prendas sueltas para este tipo de profesionales. En la segunda mitad de la Edad Media, se identifica el primer uniforme sanitario que vestían únicamente las enfermeras: cofia y vestimenta similar a la de una monja.
Por su parte, los médicos portaron un uniforme muy reconocible entre el siglo XV y el XIX. Se trataba de una indumentaria asociada a las pandemias y epidemias que afectaron a buena parte de la población mundial durante esos siglos. El médico vestía con una túnica negra de manga larga que le cubría todo el cuerpo, una máscara con pico de ave en la cara y un sombrero negro en la cabeza.
No fue hasta finales del siglo XIX cuando los uniformes cambiaron. Por un lado, las enfermeras dejaron de lado la indumentaria religiosa. Por otro, los médicos comenzaron a usar ropa blanca, asociada a la pulcritud, según el estudio ‘A brief history of medical uniforms: from ancient history to the COVID-19 time’, publicado en la ‘Revista do Colégio Brasileiro de Cirurgiões’ (Revista del Colegio Brasileño de Cirujanos).
Sin embargo, a pesar de una mayor homogeneidad en la ropa de trabajo, faltaba lo más importante: la higiene y esterilización. Ahí es donde cobra importancia precisamente uno de los dos protagonistas de este artículo. Nos referimos al médico y cirujano William Stewart Halsted. Este americano fue uno de los pilares en la potenciación de la higiene en centros médicos y quirófanos a finales del siglo XIX. Sus avances fueron determinantes para asegurar la salud de médicos y pacientes.
Un médico y una enfermera, en el origen de los guantes quirúrgicos
Los uniformes sanitarios se componen de múltiples elementos. Desde pijamas, pasando por batas desechables sanitarias hasta los cubrezapatos desechables. De los pies a la cabeza, el sanitario está protegido si así lo requiere su actividad profesional.
Las manos son fundamentales en la práctica médica. Por ello, es clave que estén desinfectadas al 100%. Esto sería prácticamente imposible de conseguir con geles u otros productos similares. En consecuencia, los sanitarios utilizan guantes, siendo los más habituales los guantes quirúrgicos al estar ya esterilizados.
Pero, ¿cuál es su origen? El ya mencionado William Halsted es uno de los culpables. Eso sí, no se le hubiese ocurrido la idea si no hubiese habido una historia de amor de por medio.
El rol clave del amor de William Halsted y Caroline Hampton
Antes de profundizar en esta curiosa historia es necesario repasar la vida de los dos protagonistas. Solo así es posible entender cómo se conocieron.
En primer lugar, William Halsted (23 de septiembre de 1852, Nueva York), es considerado como uno de los líderes de la cirugía moderna. A lo largo de su carrera no paró de innovar, consiguiendo grandes avances quirúrgicos para el cáncer de mama, la hernia, el sistema vascular y tiroides. Su puesto de más autoridad lo comenzó a ejercer en 1890. En ese año fue nombrado jefe de cirugía del Hospital Johns Hopkins. Quédense con el nombre de ese centro hospitalario.
En segundo lugar, Caroline Hampton (20 de noviembre de 1861, Carolina del Sur) se graduó en 1888 en la Escuela de Enfermería de Nueva York. La apertura del Hospital Johns Hopkins solo un año después en Baltimore le permitió ejercer su profesión junto a Halsted. De hecho, este último la nombró jefa de enfermería de quirófano.
Le encantaba cómo trabajaba, pero el ‘feeling’ entre ambos fue mucho más allá hasta el punto de que se enamoraron y se casaron.
Por ello, cuando Caroline desarrolló una dermatitis en las manos al no tolerar el cloruro de mercurio y el ácido carbólico como desinfectantes, Halsted se desvivió por encontrar una solución.
“Me tomé el asunto muy en serio y un día en Nueva York le pedí la a empresa Goodyear (especializada en neumáticos) que hiciese un experimento creando guantes. La prueba fue tan satisfactoria que se pidieron más guantes del estilo. En otoño, cuando volví a la ciudad, una auxiliar encargada de manejar los instrumentos y las agujas también recibió unos guantes de caucho”, declaró el propio Halsted en un testimonio recogido por Sherwin Nuland en la obra ‘Doctos: The Biography of Medicine’ (Médicos: la biografía de la medicina).
Así nacieron los guantes quirúrgicos, los cuales se extendieron por todo el mundo con mejoras dada su eficacia. En 1889, el doctor Joseph Bloodgood, pupilo de Halsted, publicó un estudio muy aclarador. Según sus datos, en una muestra de 450 operaciones de hernia se había registrado una caída de casi el 100% en la tasa de infecciones gracias al uso de guantes, tal y como recoge el artículo científico de S. Robert Lathan titulado ‘Caroline Hampton Halsted: the first to use rubber gloves in the operating room’ (Caroline Hampton Halsted: la primera en usar guantes de caucho en un quirófano).
Características de los guantes quirúrgicos
Los guantes quirúrgicos son los que más protección aportan a médico y paciente. Esto es así porque están esterilizados, es decir, que han sido tratados para que no puedan asentarse en ellos gérmenes patógenos.
Por ello, son los guantes necesarios para operaciones quirúrgicas y cateterizaciones. Además, hoy en día existen guantes quirúrgicos de diferentes materiales para que los sanitarios alérgicos al látex y otros componentes puedan seguir ejerciendo su profesión.
El resto de elementos de un uniforme sanitario
En Blue Nattier vendemos tanto a clientes particulares como a empresas los mejores uniformes sanitarios del mercado. Se trata de productos homologados de máxima calidad con una relación calidad-precio inmejorable. A continuación, presentamos todos los elementos de un uniforme sanitario:
–Gorros sanitarios: productos desechables habitualmente elaborados en polipropileno. Evitan el trasvase de gérmenes desde el pelo del sanitario al paciente y viceversa.
–Batas sanitarias: existen batas sanitarias desechables y lavables. Es una prenda fundamental en quirófano y cuando el sanitario tiene que protegerse en de algún agente patógeno en consultas.
-EPI: el EPI Cat III es el modelo de buzo EPI desechable por excelencia. Esta prenda es la más adecuada para tratar a pacientes infectados por virus como la Covid-19. Asegura la protección del sanitario.
–Pijama sanitario: la prenda que llevan prácticamente el 100% del tiempo los profesionales sanitarios. Es su primera capa.
–Delantal de hospital: uso similar al de la bata pero con un menor nivel de protección al no contar con mangas.
–Cubrezapatos desechables: las zapatillas sanitarias se cubren con estos cubrezapatos antideslizantes y elaborados en polipropileno.